En Chile, los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se han convertido en una de las enfermedades más frecuentes en el último tiempo, especialmente entre los adolescentes y mujeres jóvenes. Estos trastornos implican una relación complicada con la comida y una percepción errónea del cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras la pandemia, los casos de TCA aumentaron en un 30%.
De acuerdo con un estudio del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica (UC), cerca del 6% de los niños, niñas y adolescentes del país presenta algún tipo de trastorno alimentario. Las mujeres son las más afectadas, representando un 55% de los casos. Entre los comportamientos frecuentes se encuentran el ayuno excesivo, el uso de medicamentos o laxantes para adelgazar,
la provocación del vómito, entre otros.
Por lo general, la mayoría de los TCA se relacionan con una excesiva
preocupación por el peso, la imagen corporal y la alimentación. Como consecuencia, pueden desarrollarse conductas de riesgo que afectan la obtención de los nutrientes necesarios para el organismo, afectando también en el sistema digestivo, los dientes, los huesos y el corazón. Además, estos trastornos suelen estar relacionados con depresión, ansiedad, autolesiones y pensamientos
suicidas.
FORMAS DE PREVENCIÓN EN LA REGIÓN
La referente de Lactancia Materna y del Programa Adolescente del Servicio de Salud Coquimbo, Tania Fierro, comentó que “el Ministerio de Salud ha instalado el programa Espacios Amigables, el que busca contribuir al bienestar y resolver las necesidades de salud de adolescentes, mujeres y hombres entre los 10 a 19 años,
incluyendo temas con profesionales relacionados a la alimentación, estados de ánimo, cuidado de la salud y sexualidad”.
Asimismo, destacó que “es de manera gratuita, cercana y de fácil acceso, ya que se encuentran en los Centros de Salud Familiar (CESFAM), con horarios de atención ajustados a las necesidades de los adolescentes, junto con resguardo de la privacidad y confidencialidad, atención amigable y personal competente para la
atención”.
En esa misma línea, la referente mencionó que también está disponible el Control Integral de Salud del Adolescente, el que está dirigido al mismo grupo etario, y que “es una atención integral para jóvenes que permite evaluar el estado de salud, el crecimiento y desarrollo, fomentando los factores y conductas protectores e
identificando aquellas de riesgo y otros problemas o necesidades en salud, con objeto de intervenir en forma oportuna, integrada e integral”.
En nuestra región, los equipos de salud refuerzan su compromiso con la prevención y el acompañamiento, promoviendo hábitos saludables y una mirada más positiva en cuanto a la percepción corporal y la alimentación de cada adolescente.
