Entrevista con la doctora Dania Acuña, oncóloga ginecóloga: “La mamografía anual desde los 40 años puede cambiar el destino de una familia”
En el marco del ciclo de entrevistas del proyecto “Nosotras” de Región de Coquimbo.cl financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y el Consejo Regional, conversamos sobre uno de los temas más sensibles y urgentes de la salud pública chilena: la detección temprana del cáncer de mama. Esta enfermedad, que cada año cobra la vida de cientos de mujeres en el país, es también una oportunidad para repensar cómo la educación, la prevención y la empatía pueden marcar la diferencia.
Tras dialogar con el Seremi de Salud, Dr. Darío Vázquez, continuamos la reflexión junto a la doctora Dania Acuña, oncóloga ginecóloga, quien desde su experiencia clínica y humana analiza las causas, los desafíos y las brechas que enfrenta la Región de Coquimbo en la lucha contra este cáncer.
“El rol de la educación comunitaria es fundamental”
“Educar sobre salud salva vidas. Y el cáncer de mama es el ejemplo más claro: cuando se detecta a tiempo, la probabilidad de curación supera el 90%”, señala la doctora Acuña.
Explica que el cáncer de mama se origina cuando un conjunto de células benignas se transforma en malignas, generando tumores que pueden ser agresivos si no se identifican tempranamente.
Sin embargo, aclara que no todo tumor o nódulo significa cáncer: “Existen quistes y formaciones benignas, por eso es tan importante no asumir ni postergar los controles”.
Una realidad creciente: cambios en el estilo de vida y envejecimiento poblacional
A nivel global, una de cada ocho mujeres desarrollará cáncer de mama a lo largo de su vida. En Chile, y particularmente en la Región de Coquimbo, esta tendencia va en aumento.
“Estamos frente a una población que envejece y que ha cambiado sus hábitos: el alto consumo de tabaco, alcohol, alimentos ultraprocesados y grasas ha incrementado el riesgo”, explica Acuña.
Estas conductas, agrega, no solo afectan al corazón o al metabolismo, sino que modifican nuestra genética y la de las generaciones futuras, aumentando la predisposición al cáncer.
Herencia y prevención: mitos que debemos derribar
La doctora es enfática:
“El cáncer de mama no es principalmente hereditario. La mayoría de los casos se deben a factores ambientales y estilos de vida.”
Aun así, la historia familiar es relevante. Si una madre fue diagnosticada antes de los 45 años, su hija debe realizarse la primera mamografía diez años antes de esa edad. La detección precoz es clave, especialmente entre los 50 y 60 años, rango donde la enfermedad es más común.
Autoexamen y mamografía: aliados, pero no equivalentes
“Conocerse el cuerpo es esencial, pero el autoexamen no reemplaza la mamografía”, enfatiza la oncóloga.
El error, advierte, está en creer que, si no se palpa un bulto, no hay riesgo. Cuando un tumor es perceptible al tacto, probablemente ya no está en etapa curable.
Por eso, subraya la importancia del examen de imagen:
“Una mamografía puede detectar lesiones invisibles incluso para el médico. Y cuando se diagnostica en esa etapa, la curación supera el 90%.”
Actualmente, el sistema público ofrece mamografías gratuitas cada dos años desde los 50 años, pero Acuña plantea una crítica necesaria:
“El acceso debería comenzar a los 40 y ser anual. No basta con campañas y corridas rosas; necesitamos políticas públicas que garanticen exámenes efectivos y oportunos.”
Miedos, mitos y desconocimiento: barreras invisibles
Pese al avance en conciencia, aún hay desinformación.
“Hay mujeres que creen que después de los 65 ya no deben hacerse mamografías, o que las vacunas o las propias mamografías provocan cáncer. Son mitos que debemos erradicar con educación clara, basada en evidencia y en lenguaje cercano”, señala.
Además, advierte que el miedo al examen -por dolor o incomodidad- sigue siendo un obstáculo:
“Es un procedimiento breve y molesto, sí, pero puede salvar tu vida. Hay que acompañar, educar y empatizar más.”
El cáncer no se enfrenta sola: redes de apoyo y desafíos pendientes
Cuando llega el diagnóstico, el mundo se detiene.
Por eso, la doctora Acuña insiste en la necesidad de fortalecer las redes de apoyo psicoemocional y de rehabilitación.
“Nos faltan psicooncólogas especializadas y programas de reinserción laboral para mujeres sobrevivientes. La ley del olvido oncológico es un avance, pero aún hay brechas profundas en acompañamiento y equidad territorial”, afirma.
Uno de los mayores desafíos regionales es la falta de radioterapia en Coquimbo, lo que obliga a muchas pacientes a viajar largas distancias para completar sus tratamientos:
“Cada demora puede afectar la sobrevida. La lucha contra el cáncer no puede depender del lugar donde se viva.”
Vivir y conversar: la prevención también es un acto de amor
La oncóloga concluye con un mensaje potente y humano:
“Conversen en familia. Pregunten a sus madres y abuelas si se han hecho la mamografía. Acompáñenlas. Hacerlo juntas salva vidas.”
Recomienda adoptar hábitos saludables -más movimiento, menos estrés, mejor alimentación- y sobre todo, realizar la mamografía anual desde los 40 años.
“Así como el Papanicolaou salva vidas, la mamografía también lo hace. Está en nuestras manos detectar a tiempo y cambiar la historia.”
Desde la Región de Coquimbo, una reflexión para el país
El cáncer de mama no distingue edad, territorio ni cultura.
En comunidades rurales o urbanas, en mujeres migrantes o campesinas, la clave está en el acceso equitativo, la información y la empatía.
En palabras de la doctora Acuña, “detectar a tiempo es un derecho, no un privilegio”.
Y mientras la ciencia avanza, la comunicación social y la educación siguen siendo las mejores herramientas para cuidar la vida.
El proyecto “Nosotras” es financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y el Consejo Regional.
